by Andrea Ferro
Caminas por la calle, las calles de siempre, miras pero no ves. Todo empieza con la exigencia de descubrir
algo nuevo. Es justo esta la paradoja más fascinadora. Nuevo no es un lugar nunca explorado antes, nuevo
en este caso ya es algo olvidado, marginal, que pasa inobservado y que muy a menudo está justo tras el
rincón. Nos pasamos enfrente distraídamente desde hace años, a lo mejor es un sitio que conocimos y
hemos olvidado, sabemos que lo hay, que existe, pero no nos interesa mucho su destino. A lo mejor hemos
leído una vez algo de ello en el periódico o hemos oido simplemente hablar de ello a alguien. Todos estos
lugares esconden todavía infinitas posibilidades conectadas directamente al grado de “abertura” de nuestros
ojos.
Al principio te mueves con cautela, caminas a lo largo de las calles, los callejones y las plazas, pasas entre
las personas con la cámara de fotos en la mano, pero no sabes todavía bien como actuar. Intentas
conectarte al espíritu del lugar, esperas algo que no viene de fuera, esa confianza que te permita entender
la luz, ver más allá de la apariencia y divisar cuánto ocurre por debajo de la superficie, esa chispa que te
permita distinguir los puntos más interesantes o representativos y sobre todo como retratarlos de la mejor
manera.
¿Qué relación posee la gente con las calles?, ¿cuál es la conexión entre lo que está construido y lo que no
lo és?, ¿cómo dialogan natural y artificial, lleno y vacío?, ¿cómo influye la calidad de la luz sobre la
definición de los volúmenes y sobre su percepción?
A través de la fotografía se quiere testimoniar en un recorrido totalmente personal cuáles son las
atmósferas, cuáles las luces y cuáles las sombras, la calidad espacial y el carácter de lo que nos rodea,
pero también sus fragilidades, sus problemáticas y sus contradicciones. Esta calidad pasa inobservada a la
mayor parte de nosotros.
Objetivo de mi trabajo fue, por lo tanto, a través de mis fotografías testimoniar esta
realidad paralela qué es posible también encontrar en aquellos espacios considerados como marginales.
El escenario de este recorrido ha sido el Poblado de El Palmar situado en el Parque de la Albufera de
Valencia. Un pequeño pueblo en origen de pescadores y agricultores que, circundado por arrozales y el
agua del lago, hoy todavia intenta encontrar su justo equilibrio entre historia, tradición y vida contemporánea
“Encontrar algo nuevo, algo que nadie habría podido imaginar antes,
algo que sólo tú puedes encontrar porque, además de ser fotógrafo,
eres un ser humano un poco especial, capaz de mirar con profundidad dónde otros seguirían recto.”Margaret Bourke-White
Sobre Andrea Ferro: Nacido en 1987 en Italia. Arquitecto especializado en arquitectura moderna, urbanismo, Página personal andreaferrophotography
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